Movilización en Mendoza a partir de las 10 horas, Plaza Independencia.
Por un lado el gobierno nacional del Frente de Todos no puede dominar la economía-regulada por el FMI-pulverizando los salarios de una forma alarmante. Por otra parte, desde la oposición de “Juntos por el Cambio” y Milei expresan que de ser gobierno, realizarán reformas laborales y previsionales que sin dudas harán más frágil la condición de los jubilados, trabajadores y trabajadoras argentinas. Mientras que desde los sectores de izquierda, debemos convenir, que han sido consecuentes con sus advertencias de los pésimos resultados obtenidos, con este modelo de sometimiento a las políticas de EEUU.
LAS CONTRADICCIONES ECONÓMICAS
Crece la economía pero a la vez el número de pobres. El PIB (sumatoria de los bienes y servicios producidos por los habitantes, generalmente en un período por ejemplo anual) mejoró un 5,2% en 2022 y el país genera nuevos empleos. También acontece que la pobreza, según los datos oficiales, llegó al 39,2% de la población y afecta a más de 18,6 millones de argentinos.
La inflación es una de las variables que explican porque no se corresponde un crecimiento de la producción con una baja en la pobreza. Lamentablemente, la inflación deteriora el poder adquisitivo del salario y la adquisición de bienes básicos para la alimentación. Este aumento permanente y generalizado de los precios, es producto de la impericia del gobierno nacional y del juego especulativo de las grandes empresas, que son parte de la oposición política y económica. Ingenuamente el Ministro de Economía, les pide a las grandes cadenas que bajen los precios; cuestión que no se trata de voluntarismo sino de tomar las herramientas (ley 25156 de defensa de la competencia, ley de abastecimiento) que posee el Estado a fin de producir la redistribución del ingreso en forma más equitativa y no que quede en pocas manos; en “4 vivos” como se dice en la jerga popular. ¿Dónde está el gobierno nacional?
OPORTUNIDADES PERDIDAS
En estas condiciones, la discusión sobre la mejor forma de organizar el proceso de recuperación de las fuentes de trabajo, tanto de las amenazadas y de los bajos salarios impuestos, gira en torno a las opciones entre la cooperativización, la cogestión y la estatización con control de lxs trabajadorxs, lo cual debe ser puesta en el marco de una estrategia mayor.
El gobierno perdió una gran oportunidad: estatizar la empresa agroexportadora Vicentin. La misma, desde diciembre de 2019, declaró un default por casi $100.000 millones y entró en una crisis de la que aún no puede salir. La firma está intervenida judicialmente y tiene un amplio concurso de acreedores a cuestas. Hubiera sido una buena oportunidad para intervenir en la regulación del precio de los granos y consecuentemente del precio de los alimentos, pero se la dejo pasar.
Lo que es indudable es que estas experiencias, como otras formas incipientes y parciales de organización popular, introducen en el panorama social y en las posibilidades de resolución de la crisis que se encuentran en estos movimientos sumergidos en la resistencia, un factor político que necesariamente debe ser contado como fundamental en el camino de la construcción de poder popular para disputar el poder de los grupos privilegiados.
Mientras tanto la depredación del medio ambiente, ocasionada por el extractivismo a mansalva, asolan vastas regiones de nuestro país, entre ellas Mendoza, con los consecuentes perjuicios para la salud, la alimentación saludable y el trabajo genuino de la población.
LA SALIDA
En ese camino, que exige la unidad de todos los sectores perjudicados por el modelo de exclusión; lxs trabajadrxs -ocupados, desocupados y subocupados- debe poder organizarse, y superar las falsas antinomias que perpetúan la dispersión, generada por políticas capitalistas-financieras que con saqueos y estafa constante, vienen asolando a nuestro país y su futuro soberano.