Misteriosa Buenos Aires
me recibe como siempre,
recordándome a Cristóbal
en cada calle de encierro.
Un abuelo de mi madre,
un gran contador de cuentos,
me abrazaste con tu noche
sin dejarme algún recuerdo.
Yo cumplía quince años
flores nuevas llevé a tu nicho
mi abuela te conversaba
poco antes de irse contigo.
Junto a ella, temerosa
leí las letras grabadas,
el asombro me embargó:
Tu bisnieta lo firmaba.
Cuánta nostalgia brotó
de aquel silencio de sala:
recordé tu tibio pecho
Fue mi primera almohada
Con viejas fotos, preguntas
una anécdota por tía
conseguí reconocerte
en los poemas que escribía
De niña me hamacabas
en tus piernas tullecidas,
relatando las historias
de otras tierras en tu vida.
En la memoria surgieron
las coplas que recitabas
tus manos suaves y gruesas
que mi columpio empujaban.
Logré vencer el olvido
tras el puente de los juicios
veo la trama al fin
de padres madres e hijos.
Bisabuelo, con ti yo soy
Poeta en la mirada,
Poeta para nombrarte,
Poeta en pluma, en habla.
Anabel Ocáterli