CHINA. SU PODER AUMENTÓ EN LA REGIÓN

Perón decía que “la verdadera política era la geopolítica”. Busquemos entender cómo la hasta ahora dominante alianza norteamericana-anglosajona, empieza a perder terreno a manos de China.

Debemos recordar que Nuestramérica se ubica entre las principales regiones productoras de energía gracias a sus reservas de hidrocarburos, al enorme potencial hidráulico por su disponibilidad de agua,los minerales estratégicos y la riqueza de su suelo que le permiten,además, producir alimentos para un número exponencialmente mayor de habitantes que el de su población.

El avance de China sobre América Central y América del Sur impactó en los intereses angloamericanos y puso muy nerviosos a sus estrategas quienes se caracterizan por una política agresiva en pos de recuperar el terreno en lo que entienden como su patio trasero, esencialmente con maniobras que mezclan la fuerza militar con todas las formas de la diplomacia, con énfasis en el uso de la “promoción de la democracia” como táctica para influir en el destino de los pueblos, en vez de perpetrar invasiones militares directas.

Su estrategia principalmente es el endeudamiento para la valorización financiera con Grandes Fondos Buitres y el FMI para condicionar y disciplinar la política económica para la concentración y extranjerización y subordinación a sus intereses, a partir de una matriz productiva basada en las llamadas ensambladoras e industrias de maquilas, o de producción primaria extractivista que conlleva la desindustrialización, pobreza y pérdida de soberanía.

En este escenario las fuerzas Unipolares Angloamericanas vinieron a, como se dice, “marcar la cancha” al Multipolarismo –fundamentalmente al avance chino en la región suramericana– con la visita oficial del jefe del Comando Sur de Estados Unidos,Craig S. Faller, a Uruguay y Argentina.

En Argentina en medio de su negociación de la Deuda externa con el FMI, Craig S. Faller se reunió con el ministro de Defensa quien recibió tres hospitales de campaña y equipos para combatir el COVID-19.

En esta oportunidad, su gira tuvo múltiples sentidos diplomáticos: explicitar que la administración demócrata no tomará distancia con el gobierno argentino por haberse retirado del Grupo de Lima pero, a su vez, ratificar la posición de la Casa Blanca respecto a la situación de Venezuela y la creciente influencia de China y Rusia. Estuvieron en agenda temas el tema del 5G chino, como la posible construcción en Tierra del Fuego de una base de aprovisionamiento logístico para naves que se dirijan a la Antártida donde los anglosajones temen que sea controlada por China y

también que pueda ser usado como paso bioceánico por el control del estrecho de Magallanes.

El 24 de marzo de 2022, durante una conferencia titulada Fortaleciendo las alianzas en una región de promesas, en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry, Faller dijo que China y los grupos delictivos transnacionales configuran la principal amenaza que enfrenta América Latina y que sus actividades se profundizaron en 2020 gracias a la crisis generada por la pandemia. Mientras tanto para dejar claro su dominio en el colonialismo del siglo XXI, a través de un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores británico informó a la Embajada Argentina en Reino Unido la realización por parte del Gobierno británico de ilegítimos ejercicios militares en el área de las Islas Malvinas, que incluirá submarinos nucleares y el lanzamiento de misiles Rapier.

Este desarrollo chino en Suramérica, así como en otros territorios, puso en debate y en discusión si la estrategia de China es imperialista. Lo que se puede advertir metodológicamente en este tema es la importancia de mirar principalmente la forma dominante del capital financiero en su fase global que, si bien mantiene sus bases intactas de la explotación y el saqueo, sufrió cambios importantes que lo distinguen del capital financiero del imperialismo de principio del siglo XX, cuando muchos autores discutieron esta temática. Según Xi Jinping: “China es el mayor país en vías de desarrollo del mundo, un país comprometido con un desarrollo pacífico, abierto cooperativo y común.

Nunca vamos a buscar hegemonía, expansión o esferas de influencia” (Jinping, 2020). Pero este es un debate abierto. Tampoco debemos olvidarnos que las relaciones que establece China en este momento en Nuestramérica son por una necesidad concreta en la disputa geopolítica y geoeconómica global, donde exporta capitales, acomete obras de infraestructura a cambio de bienes y recursos estratégicos, pero con una política de alianzas integrales estratégicas, donde todavía prevalece más la “zanahoria que el garrote” y lo hace con países que por razones de imposición histórica de capital y la división del trabajo se constituyeron como periféricos, con una inserción dependiente y que tienen necesidad de comercializar y recibir inversiones y ven en China una posibilidad real y a largo plazo.

LA MIRADA DE LA COOPERACIÓN MUTUA

En función de lo analizado sobre los escenarios de regionalización y de globalización, de asimetrías y de reconfiguraciones de poder a nivel internacional que se nos presentan, no cabe dudas de que uno de los principales desafíos para los sistemas productivos nacionales y regionales será su reconstrucción.

La agenda de trabajo de transición luego de la pandemia implicará: retomar las cadenas regionales de valor; el transporte transfronterizo, adaptación a las nuevas técnicas y tecnologías y proyectos de infraestructura.

Todo lo cual requerirá de una mayor coordinación y cooperación en todos los niveles.

En este sentido, la convergencia es clave y las respuestas tienen que ser pragmáticas. La presencia de China ha creado muchos insumos/oportunidades para la región, pero no ha ejercido una fuerza para lograr mayores niveles de integración regional. O, planteado de otra manera, podríamos pensar que la región latinoamericana no ha logrado avanzar en una gestión conjunta para relacionarse de una manera más estratégica y consolidada con el país asiático.

Sin embargo, las inversiones chinas y el impacto en los proyectos de infraestructura latinoamericanos han ido en aumento en los últimos años y es algo que ALC no puede desconocer. China viene proponiendo un sistema alternativo de cooperación/globalización al cual varios autores han definido como un proceso de globalización con “características chinas” (Staiano, 2018; Dussel Peters, 2020, entre otros), la cual como se ha analizado, está siendo acompañada por una propuesta política, económica, cultural e institucional, basado fundamentalmente en la cooperación, la solidaridad y una reconceptualización de la globalización. En lo político-ideológico China ofrece una alternativa a nivel global capaz de construir una nueva sociedad internacional (Bogado Bordazar, 2020). En el ámbito regional se ha manifestado en la conformación de “asociaciones estratégicas integrales” con seis países latinoamericanos (Brasil, Venezuela, México, Argentina, Perú y Chile) y ha celebrado acuerdos de “relaciones cooperativas de alto nivel” con

Colombia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay.

Como parte de esta nueva construcción se ha desplegado-como se mencionó anteriormente- el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda (2013). Dicho proyecto se enmarca bajo el concepto de

“globalización con características chinas”, cuya estrategia es de escala planetaria (multidireccional) y polifacética ya que incluye la construcción de infraestructura, la promoción del desarrollo

industrial, la especialización internacional y la promoción de los sectores de la educación, la ciencia y la tecnología, entre otros. El presidente Xi Jinping en el año 2019 afirmó que “las infraestructuras constituyen la piedra angular de la interconectividad y su insuficiencia un cuello de botella en el desarrollo de no pocos países”.

China ha iniciado una sucesión de inversiones en Latinoamérica desde los primeros años del milenio, coincidente con su nueva política exterior y de cooperación estratégica hacia la región,

la cual –como ya sabemos- quedó plasmada fundamentalmente en los dos documentos de 2008 y 2016, donde se fijaron los pilares de la relación, y se hizo mención a que las características del vínculo se basan en la cooperación tanto política, como cultural, económico-financiera,

tecnológica y militar. En 2016 se remarcan los “Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica” de la política exterior de China y los principios de relaciones internacionales con características chinas tales como: la necesidad de alcanzar “la paz mundial y el desarrollo común”, la construcción de “relaciones internacionales de nuevo tipo”, con el principio win-win como núcleo y la idea de

“forjar una comunidad de destino de la humanidad”, entre otros (Staiano y Bogado, 2017).

INFRAESTRUCTURA LATINOAMERICANA E INVERSIÓN CHINA

Como parte de esta política China está desarrollando su estrategia de inversión en varios proyectos de infraestructura. La lógica de la inversión es bilateral por lo tanto es complejo hacer un mapeo regional de las mismas.

Pero a medida que se avance en los distintos nodos de los proyectos de infraestructura es probable que –en pos del beneficio regionaladquiera esta lógica. Sin embargo es necesario recordar que desde una perspectiva latinoamericana la inversión China genera –como

mencionamos anteriormente- una serie de debates (abiertos) sobre el desarrollo, la “nueva dependencia”, la re-primarización y la hegemonía del país asiático en nuestra región. Los interrogantes sobre cuáles son las condicionalidades que imponen las empresas público-privadas chinas que invierten en América Latina; cuáles son las perspectivas de relacionamiento para el mediano y largo plazo; o cuáles las diferencias cualitativas con otras inversiones extranjeras que la región ha recibido, son preguntas recurrentes cuyas respuestas resultan difíciles de resolver aún, además de que, en la mayoría de los casos se hace necesario analizar inversión por inversión para

obtener conclusiones precisas al respecto.

A modo de ejemplo podemos mencionar el caso de dos empresas chinas que han invertido en Argentina en el área de explotación energético/petroleras (SINOPEC y CNOOC7), cuyo principal objetivo fue asegurarse el acceso a recursos energéticos en el exterior de China, CNOOC participa a través de su participación en Pan American Energy (PAE) y SINOPEC en forma directa. Ambas representaban en 2014 la segunda y quinta productoras de petróleo de Argentina. Cabe destacar que el managment de la empresa continuó en manos locales en un contexto de estancamiento de la producción local y a la vez de expansión industrial nacional y requerimientos energéticos múltiples (López y Ramos, 2014). En palabras de los autores: las inversiones externas chinas parecerían estar guiadas por un mix de decisiones de mercado que toman las propias compañías estatales, la competencia entre ellas para protegerse y mejorar el interés del gobierno central en ellas y la propia presión de los políticos del gobierno para expandir la capacidad energética del país. Está claro que para muchos países, esta combinación, sumada al hecho de que las empresas

chinas tienen un papel mucho más agresivo en la búsqueda de negocios que las firmas occidentales, genera cierta preocupación respecto de la incidencia que China puede tener sobre

el mercado energético hacia el futuro (López y Ramos, 2014).

Es importante destacar, en el caso concreto, que la incorporación de empresas chinas a la explotación petrolera ha sido una continuidad ya que lo que se produjo fue un cambio de titularidad accionaria de empresas británicas o norteamericanas a chinas. Por lo tanto en general, las condiciones de explotación y producción en estos casos continuaron siendo las mismas,además de que la actividad petrolera en el país está altamente regulada. Destacamos también que en los casos analizados las empresas se han dedicado fundamentalmente a abastecer al mercado interno (López y Ramos, 2014).

Se entiende por proyecto de infraestructura un servicio entre un cliente y un proveedor mediante un contrato –usualmente resultado de un proceso de licitación, aunque el proceso puede ser por designación directa– en el cual la propiedad es del cliente. La definición anterior es importante desde varias perspectivas. En primer lugar, pueden integrarse un número prácticamente infinito de procesos y actividades como proyectos de infraestructura, no sólo la propia construcción, sino también innumerables procesos de segmentos de Infraestructura latinoamericana e inversión china cadenas globales de valor que forman parte de proyectos de infraestructura (Dussel Peters, 2020).

Según el documento de referencia, en tanto en el período informado se relevaron 86 proyectos de infraestructura chinos los que totalizaron un monto de 76,868 millones de dólares y generaron

273,869 empleos para el período completo 2005-2019. Es importante mencionar, en referencia al financiamiento de los proyectos de infraestructura que en el año 1999, cuatro años después del inicio de la reforma del sistema financiero chino (1995) el gobierno aprobó la iniciativa “going global”, en función de la cual promovió las inversiones de sus empresas en el exterior. Recordamos entonces, que gran parte de los bancos chinos que son de propiedad del Estado (o

mixtos), tales como: ICBC; China Construction Bank; Agriculture Bank of China; Bank of China, se posicionaron en los primeros lugares en el ranking de bancos internacionales por el valor de sus

activos y por su calificación en el crecimiento de capital en 2018(Sevares, 2013). Estas empresas son las que invierten –conjuntamente con otras- en América Latina, financiando proyectos de infraestructura y participando también del sistema de préstamos internacionales. Según el autor, China no solo ha incrementado su presencia en la región como vendedor o comprador sino también como prestamista para la construcción de grandes obras, firmando con sus contrapartes (empresas estatales o privadas), contratos depréstamos financieros que se regirán por las normas propias de la contratación internacional. A principios de siglo los créditos chinos hacia ALC eran irrelevantes y en solo una década pasaron a superar los créditos otorgados por los organismos financieros internacionales (BID y Banco Mundial). De manera tal que la inversión extranjera

directa (IED) china en ALC llegó a representar el 13 % del total de la IED de ese país (Sevares, 2016).

El informe mencionado revela algunas cuestiones a tener en cuenta sobre la inversión en infraestructura. En primer lugar, el fuerte incremento en el monto y número de proyectos en los últimos años. El monto pasó de 1.089 millones en el período 2005-2009 a

76.868 millones de dólares entre 2015-2018. En cuanto a la cantidad de proyectos contabilizó cuatro (4) en el período 2005-2009; 31 en el período 2010-2014 y 51 proyectos en el período 2015-2019.

En segundo lugar, la amplitud en la diversidad de los proyectos (transporte, energías, puertos, telecomunicaciones, hospitales, tratamiento de agua y proyectos militares). A modo de ejemplo:

los proyectos de infraestructura durante 2005-2019 representaron el 43.02 % de los proyectos, el 63.68 % del monto y el 66.56 % del empleo generado. Y en tercer lugar, el informe destaca que

la mayoría de los proyectos de infraestructura están localizados en América del Sur (Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela) en detrimento de la región del Caribe y México (Dussel

Peters, 2020). Argentina y Ecuador han sido los países que mayor cantidad de proyectos de infraestructura han sido financiados con inversión China en el último período relevado (17 cada uno).

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