Los pueblos originarios tienen una cosmovisión en la que el hombre es un ser más entre otros de la naturaleza, los animales, las plantas y los minerales. En cambio, la cultura occidental basada en la ciencia positiva y heredera de la tradición greco-romana es predominantemente antropocéntrica, forjando al hombre como centro de la naturaleza y como tarea de este, la de dominar todas las cosas.
Estos principios marca posiciones prácticamente irreconciliables. Por eso hay y abra disputa en este campo ideológico. Afirma esta idea Pablo Melipil referente de la comunidad Pehuenche de Mendoza:” los recursos naturales han sido adueñados o apropiados por intereses egoístas de poseer, por intereses económicos nacionales e internacionales, donde tiene más valor el papel moneda, el lujo del avance de la tecnología, que los recursos naturales y la necesidad de compartir los alimentos . Argentina sufre un desequilibrio institucional donde el poder económico maneja o domina al poder político. Los recursos naturales no están en poder del pueblo, sino en poder de los grandes empresarios…dicen nuestros mayores que la tierra y todo lo que en ella existe, no pertenece al hombre , sino que el hombre pertenece a la tierra”.
La naturaleza es lo que da sentido al mundo y a la vida, por ello en el pensamiento indígena es inadmisible que el hombre se crea dueño de la tierra. El problema de la tierra, el hábitat, ya a dejado de ser una reivindicación solamente de los pueblos originarios, sino que se unen en el reclamo los criollos y los inmigrantes. Claro que con lógicas distintas. Los originarios reclaman como un derecho ancestral legítimo a habitar suelos que pertenecieron a sus antepasados y de los cuáles fueron despojados en forma fraudulenta en algunos casos y con la muerte en otros. Por otra parte, los vecinos de los barrios, salen a reclamar un lugar digno, porque viven hacinados en habitaciones con 4 y hasta 8 personas. También porque les resulta imposible pagar alquileres que van desde $ 900 hasta 1700 para dos ambientes, dependiendo del estado de la propiedad y la ubicación. Estos, con mucha fuerza están poniendo en “Jaque” al gobierno, en los casos de asentarse en terrenos y pidiendo soluciones a sus necesidades.
El gobierno, salió tímidamente a proponer una importante construcción de casas. Sin embargo, se equivocan los políticos con esta decisión. Es nuevamente tratar de tapar el sol con la mano. Millones de argentinos no tienen acceso y hoy están reclamando por toda la geografía nacional. Solamente en Mendoza se estima una falta de 100.000 viviendas. ¿ Cómo se piensa revertir esta situación construyendo 1.500 por año ?
La avaricia y saqueo de las empresas inmobiliarias unidas a los grupos de abogados patrocinantes están logrando algo que era difícil de conseguir en otros tiempos: que se unan en el reclamo los habitantes tanto del medio rural como urbano, los jóvenes, los inmigrantes y los originarios. Desde ese punto de vista bienvenido sea.
Alguien sentenció: dónde hay una necesidad hay un derecho. La impericia en el manejo de estos conflictos se debe a que se desconoce la naturaleza del problema, se niega la realidad. Mientras tanto, por abajo, la necesidad se organiza y promete dar batalla frente a la voracidad de los grupos económicos y la torpeza e insuficiencia de los dirigentes de turno.
Estos principios marca posiciones prácticamente irreconciliables. Por eso hay y abra disputa en este campo ideológico. Afirma esta idea Pablo Melipil referente de la comunidad Pehuenche de Mendoza:” los recursos naturales han sido adueñados o apropiados por intereses egoístas de poseer, por intereses económicos nacionales e internacionales, donde tiene más valor el papel moneda, el lujo del avance de la tecnología, que los recursos naturales y la necesidad de compartir los alimentos . Argentina sufre un desequilibrio institucional donde el poder económico maneja o domina al poder político. Los recursos naturales no están en poder del pueblo, sino en poder de los grandes empresarios…dicen nuestros mayores que la tierra y todo lo que en ella existe, no pertenece al hombre , sino que el hombre pertenece a la tierra”.
La naturaleza es lo que da sentido al mundo y a la vida, por ello en el pensamiento indígena es inadmisible que el hombre se crea dueño de la tierra. El problema de la tierra, el hábitat, ya a dejado de ser una reivindicación solamente de los pueblos originarios, sino que se unen en el reclamo los criollos y los inmigrantes. Claro que con lógicas distintas. Los originarios reclaman como un derecho ancestral legítimo a habitar suelos que pertenecieron a sus antepasados y de los cuáles fueron despojados en forma fraudulenta en algunos casos y con la muerte en otros. Por otra parte, los vecinos de los barrios, salen a reclamar un lugar digno, porque viven hacinados en habitaciones con 4 y hasta 8 personas. También porque les resulta imposible pagar alquileres que van desde $ 900 hasta 1700 para dos ambientes, dependiendo del estado de la propiedad y la ubicación. Estos, con mucha fuerza están poniendo en “Jaque” al gobierno, en los casos de asentarse en terrenos y pidiendo soluciones a sus necesidades.
El gobierno, salió tímidamente a proponer una importante construcción de casas. Sin embargo, se equivocan los políticos con esta decisión. Es nuevamente tratar de tapar el sol con la mano. Millones de argentinos no tienen acceso y hoy están reclamando por toda la geografía nacional. Solamente en Mendoza se estima una falta de 100.000 viviendas. ¿ Cómo se piensa revertir esta situación construyendo 1.500 por año ?
La avaricia y saqueo de las empresas inmobiliarias unidas a los grupos de abogados patrocinantes están logrando algo que era difícil de conseguir en otros tiempos: que se unan en el reclamo los habitantes tanto del medio rural como urbano, los jóvenes, los inmigrantes y los originarios. Desde ese punto de vista bienvenido sea.
Alguien sentenció: dónde hay una necesidad hay un derecho. La impericia en el manejo de estos conflictos se debe a que se desconoce la naturaleza del problema, se niega la realidad. Mientras tanto, por abajo, la necesidad se organiza y promete dar batalla frente a la voracidad de los grupos económicos y la torpeza e insuficiencia de los dirigentes de turno.
Rubén Esper Ader – abril 2011