Ecopedagogía y Vivir Bien

Introducción

Este artículo es el inicio de otros tantos que me permitirán trazar más cabalmente los principios del Vivir Bien vinculados a los procesos de cambio hacia una Educación Ecopedagógica.
Vivir Bien es plantearse una existencia en plenitud, dando rienda suelta a todas nuestros atributos y posibilidades. Es adquirir la conciencia que el centro de la existencia pasa primero por comprender la naturaleza y la estrecha la relación e interdependencia que tenemos entre ella y nuestras actividades .
Vivir Bien es un enunciado españolizado. La mejor denominación es la expresión suma qamaña que deriva del idioma aymara: «suma», “plenitud”, “excelente”, “bien” y «qamaña», “vivir”, “estar siendo”, “convivir”. En el idioma mapudungun, se designa, Kume Monguen

El Vivir Bien, tiene un sentido ético-moral. Es un bienestar en distintas dimensiones,  ambiental, espiritual, mental y físico.
Las actuales sociedades consideradas más civilizadas, como las grandes potencias occidentales y orientales, imponen modelos de desarrollo y comprensión del mundo que resultan inviables para la mayoría de los países. La globalización, les sirve a unos pocos. Ostentan considerables problemas tanto para respetar el medio ambiente; como la riqueza que constituyen las diversas expresiones sobre las espiritualidades.No contemplan la diversidad de culturas que pueblan el planeta. Sus concepciones y estructuras avasallan identidades, costumbres y derechos humanos. Con sus políticas, generan terribles  desigualdades sociales al interior de las naciones.
Desde el punto de vista de las grandes potencias del mundo, y de las clases dominantes de los diferentes países, el bienestar humano se reduce a “Vivir mejor”. En la práctica comprende distribuir “un poquito” de la riqueza generada por todos. Esta ideología de los países desarrollados tecnológicamente, que proponen vivir mejor y disfrutar de una mejor calidad de vida, tiene un grave problema. Asocian esta calidad de vida, casi exclusivamente a la economía; midiendo el Producto Bruto Interno (PBI) de cada país; que se evidencia en la medición de la riqueza, en función de la producción de bienes y servicios por períodos anuales; desestimando, la igualdad de oportunidades, los estados espirituales del ser, otras formas de economía social y solidaria o los impactos socioambientales, que ponen en peligro la vida sobre el planeta.
Sin embargo, para la Ecopedagogía, el bienestar no se mide únicamente en función de la economía, si no que se edifica en los derechos humanos y ambientales, que constituyen la esencia misma de la vida.
Afortunadamente, la esperanza para salir de esta crisis es que hay otras visiones, sobre la vida y el mundo. En ese sentido, rescatamos la sabiduría de todos los los pueblos originarios del mundo; pero especialmente de Nuestra América.  También, los aportes de la física y la dimensión Cuántica, las neurociencias, las múltiples inteligencias, la educación popular, la teoría Gaia y el conocimiento emocional.

Ecopedagogía y sistema educativo.
Pero tratando de proponer una alternativa educativa no me quiero ir muy lejos. Aquí cerca. Desde las comunidades mexicanas, pasando, por América central, y en el seno de los países andinos y hasta bien al sur, hay culturas formidables que nos permiten ser optimistas sobre las posibilidades futuras de nuestra Gran casa y el Vivir bien de todos los habitantes.
Solo como ejemplo, desde las cosmovisiones Mayas, Toltecáyotl, Aymara, Quechua, donde toda forma de existencia tiene la categoría de igual. En una relación dual, todo vive y todo es importante.

No es utópico, ni mucho menos pensar que la Ecopedagogía, se puede ir implementando paulatinamente en el sistema formal. El siguiente artículo, es ampliatorio de la postura. http://lavena.com.ar/ecopedagogia-y-sistema-educativo/

Los principios de la educación popular tienen aquí plena implementación. A saber: a) Ideológica. ¿ Desde dónde pienso el mundo?,b) Política: decidir los saberes ¿ Qué corresponde enseñar? y c) Metodológica. ¿ Cómo enseño, qué técnicas utilizo, cómo aprendemos ?

Se deben tener en cuenta las disciplinas y las áreas de la educación primaria; como ciencias sociales y naturales, matemáticas, lengua y expresión; pero integrándolas.

En la etapa secundaria, se realiza un procedimiento similar. No desestimando los saberes de los espacios de las ciencias, pero darles sentido, conexión y coherencia. Se debe dar plena significación a esta etapa adolescente que en sí misma constituye una fuente inagotable de capacidad de recepción y de impulsos innovadores.

¿Cómo puede ser que nos olvidemos casi todo lo que estudiamos en la escuela media? El olvido es un síntoma claro, que lo aprendido no era tal. El joven no lo ha considerado con la  debida importancia y necesidad para la vida en plenitud. Era más una formalidad que parte fundamental de una formación sistémica.

Y no escapan a esta postura de cambios los Institutos de Formación, las Facultades y Universidades. Estas instituciones, continúan, en muchos casos, con planes de estudio, alejados de la experiencia y de la práctica, enseñando demasiados aspectos teóricos, que colisionan con las realidades sociales y multiculturales de este nuevo tiempo.

Una persona aprende, solo cuando puede darle sentido a lo que esta en diálogo, en discusión; cuando puede experimentar y ser protagonista del proceso.

Tanto los procesos educativos, como los procesos de La Madre Tierra tienen ciclos. Épocas de siembra, épocas de cosecha, épocas de descanso, época de remover la tierra, épocas de fertilización natural. Así también el cosmos tiene ciclos. Los ciclos históricos tiene épocas de ascenso y descenso; la vida tiene épocas de actividad y pasividad. Estos conceptos llevados a los momentos educativos nos permiten vincularnos desde otro lugar, tanto en la educación informal, como en la relación formal, enseñanza-aprendizaje y en la dimensión humana, docente-estudiante.
La educación comienza en la familia o conjunto de familias. En el Ayllu, según los quechuas, Künga para los mapuches y en el Calpulli, de las comunidades Toltecáyotl. La importancia al recién nacido se da desde el origen, ya que se los considera ciudadanos con todos los derechos. En ese instante los progenitores, le presagian en parte su destino. Es tal la significación, que son llamados “joyas sin precio” o “plumas preciosas”.
En este punto del desarrollo de la idea central, quiero resaltar algunas categorías complementarias, que sustentan la concepción del vivir bien. Donde el vivir bien prioriza la vida, busca la vivencia en comunidad, donde todos los integrantes se preocupan por todos, mediante los acuerdos por consenso. Entonces, Vivir Bien es buscar el consenso entre todos, lo que implica que aunque las personas tengan diferencias, al momento de dialogar se llegue a un punto neutral en el que coincidan y se superen los conflictos.
Respetar las diferencias. Vivir Bien es respetar al otro, saber escuchar a todo el que desee hablar, sin discriminación o algún tipo de sometimiento. Esta postura, llevada a los ámbitos de la educación, considera el abordaje de un tema central: la convivencia humana, la integración, la inclusión; con la mayor amplitud y tolerancia.

Ecopedagogía y construcción del conocimiento

Vivir Bien es un estado de bienestar que llevado a la educación nos permite aprender de la compleja e inquietante realidad que nos oficia de manta protectora.
Hay conceptos que fundamentan más integralmente esta postura y que son a saber; la complementariedad; respeto por las semejanzas y diferencias; priorizar los derechos cósmicos; saber comer y alimentarse; saber beber; saber danzar; saber trabajar; saber comunicarse; proteger las semillas y los recursos naturales; escuchar a los mayores, entre tantos.
No robar y no mentir. Vivir Bien es basarse, según el idioma quechua, en el ama llulla, ama qhilla y ama suwa (no seas flojo, no seas ladrón y no seas mentiroso, proponen los principios andinos ).
Entre las definiciones e interpretaciones a este término del Vivir Bien encontramos muchas variantes. Lo cierto es que si queremos Vivir Bien, debemos contar nuestra verdadera historia, valorar nuestra música, nuestra vestimenta, nuestra cultura, nuestras lenguas y nuestros recursos naturales.
Estos principios, intentan aportar a construir y adaptar un estilo diferente de vida en la sociedad, un modelo superador de educación, que nos conduzca con determinación hacia una plena complementariedad con la naturaleza.
Rubén Esper Ader

Bibliografía de consulta.

Sánchez Ceren, S. (2012). El Pais que Quiero. Mexico: Ocean Sur

Bautista S., R. (2009.). ¿Qué significa vivir bien”? America Latina en Movimiento. (ALAI) .

Esper Ader, Rubén. Otro mundo es posible. Editorial Inca 2007.

Esper Ader, Rubén. Mitos y realidades  de la educación. Editorial Inca. 2015

 

 

 

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