La situación que se plantea en El Challao, no escapa a todo el extenso pedemonte mendocino. Los emprendedores inmobiliarios y sectores políticos persiguen la obstinada idea de extender el crecimiento hacia el oeste, hacia la montaña. Lo preocupante es que los estudios de suelo, demográficos y de hábitat explican, con mucha claridad y crudeza, los riesgos de continuar edificando hacia arriba. Es contranatural.
Resulta más caro, más contaminante y más peligroso. Veamos.
Más caro porque, la infraestructura de instalar agua corriente y de cloacas, implica tener que traer desde el llano agua y crear una fuerza de bombeo que es muy cara. Peligro, porque la exposición de los habitantes, a los desmoronamientos y desprendimientos de cauces aluvionales, son más factibles que en otros sectores de la ciudad. Y contaminante, porque la naturaleza de la que por ahora disfrutamos, cada día que pasa, observamos cómo la zona, se contamina de polución, por el avance de construcciones y barrios y de basura esparcida que no tienen el tratamiento adecuado.
El Challao según el censo del 2010, tenía 30.943 habitantes. Esta allí, entre la Av. Champagnat, la Av. Regalado Olguín y la ruta provincial 13 que conduce a Uspallata, localizada en el mismo departamento.
En febrero de este año, el gobierno de la provincia, alertó sobre los riesgos aluvionales; pero las construcciones no paran y los peligros aumentan.
Recordemos que actualmente, en la zona hay campings, complejos, el mirador y varios barrios con seguridad privados, el cerro arco, salones de fiestas, el Santuario, un parque de diversiones antiguo, el “famoso” barrio privado Dalvian, entre otras construcciones.
Actualmente se encuentra trabajando, firmemente, Brenda Junín, Presidenta de la Fundación Pedemonte, procurando generar el fortalecimiento ciudadano e institucional para planificar y procurar un desarrollo local sustentable, y mejorar la calidad de los vecinos del lugar.
Los carteles que ilustran esta nota, “necesitamos urgente agua y cloacas”, se los puede ver en distintos lugares del Challao, y seguirán muchos más en la medida, que debe saberse que no es cuestión de pedir infraestructura, sino de parar la mano de construir contranatura.