Aniversario
Diez y ocho. Son los años que nuestra revista cumplió el pasado 9 de julio.
Fue en el año 2001, cuando la publicación, salió a dar su mensaje en formato papel. Hoy le agregamos formato digital. Un poco por imperativo de los años difíciles que atravesamos; otro tanto por la gran necesidad de expresión, en el marco de un país que había “tocado fondo”, en lo social, económico y político.
Pero hay otros dieciocho, que marcaron momentos de la humanidad, y que vale compartirlos con ustedes.
Diez y ocho. ¿Cuándo se hizo el primer trasplante de corazón? En 1964, los médicos Hardy y Webb, hicieron el primer trasplante de corazón a un hombre que llegó a sobrevivir unas pocas horas. Se trató de xenotrasplante a partir de un chimpancé. Tres años más tarde, en 1967, el doctor Christian Barnard trasplantó a un paciente que pudo sobrevivir solamente 18 días.
Diez y ocho. En la ciencia occidental, el 18 es el número atómico del argón y el número de años que dura un Ciclo de Saros que es un periodo de 223 lunas tras el cual la Luna y la Tierra regresan aproximadamente a la misma posición en sus órbitas. Saros se utiliza para medir eclipses lunares.
Diez y ocho. Es en definitiva, un número de vida y de odio según quien lo mire. En China, el 18 se considera un número de buenos augurios y buena suerte. La razón es que su pronunciación (shí bā) es muy parecida a shì fā, una expresión que podría traducirse como “Ojalá te hagas rico” o “hacerse rico seguro”. Se considera de buena suerte vivir en una casa o departamento con el número 18.
Diez y ocho. Son los años que a través de “La Vena” difundimos la diversidad de voces, poco escuchadas, en el marco de una comunidad busca mejorar su calidad de vida. Tomamos los hechos y “noticias” como un bien social y no como una mercadería que se compra y se vende al mejor postor. Proponemos un espacio de comunicación para que los ciudadanos puedan ejercer su derecho a denunciar, peticionar y formular alternativas inclusivas y comunitarias
Diez y ocho. Fueron los años que pasaron desde el 2001. Y decíamos como muchos “que se vayan todos”. Era una crisis casi terminal: alta desocupación, altos niveles de pobreza, bajos salarios y jubilaciones. Problemas serios en salud y educación. Alta deuda externa al FMI y los organismos internacionales de crédito, que condicionaba las posibilidades mantener la soberanía nacional.
Y nos da la inocultable impresión que estamos en mismo lugar. Privados de soñar, de proyectar, de aspirar a un mejor destino, para nosotrxs y para la comunidad. Ojalá que la pesadilla actual, pase pronto.
Hoy estamos para festejar y agradecer.
¡¡ Gracias a todos los que nos apoyan: ambientalistas, trabajadorxs, escritores, suscriptores, publicistas y los perseverantes lectores que nos permiten llegar hasta aquí.