Vivimos un momento muy especial en la República Argentina. El escepticismo, la incertidumbre y cierto descreimiento social, sobrevuela el ánimo general. Todos los días “alguien”, se ocupa de quitarnos la esperanza. Pero al mismo tiempo, desde cada rincón del país, hechos y reacciones nos reconfortan,” invitándonos” a volver a creer.
Esta revista buscará eso: rescatar lo mucho y bueno que se realiza en nuestra comunidad. Desde aquellos actos solidarios – muchas veces desconocidos-hasta los que adquieren mayor relevancia social.
Julio, nos inspira y nos da la idea de libertad.
Es así que nos dispusimos a esta patriada, a pesar de los difíciles momentos en que nos encontramos. No siempre debe especularse sobre las condiciones más adecuadas para que un medio de comunicación se exprese, para nosotros este es el momento.
Será este un espacio para el comentario, la propuesta, el conocimiento y la información de los más variados temas. Nuestro concepto de cultura es en el sentido más amplio: Toda actividad humana, desde las realizaciones consideradas prácticas hasta las intelectuales y espirituales.
Si tuviéramos que enrolarnos en algún principio, digamos que a la hora de defender un interés, es el compromiso con la veracidad. Dónde el derecho, de expresión, los reclamos y propuestas ocupan un lugar central.
Las innovaciones, las nuevas ideas, y toda acción que contribuya a construir y mejorar nuestra calidad de vida, tendrán la más amplia cabida.
La espiritualidad ocupará un espacio importante. Entendida como la posibilidad de realización personal con la trascendencia y sus distintas denominaciones: Inteligencia Suprema, Creador, Dios u otros. Esa espiritualidad que está por sobre las religiones, credos, preconceptos y el mesianismo de posturas absolutistas. Que encuentra su manifestación en esa paz interior, la libertad de conciencia, el respeto por toda forma de vida y en armonía con los demás seres que viven en nuestro planeta.
Lo que ocurre en el mundo, nuestro mundo es el reflejo de nuestra propia naturaleza interior, aunque no nos guste y aún produzca inenarrable dolor, impotencia o rechazo. Este sería un buen punto de partida para aceptar cómo soy, de qué y cuánto soy capaz de dar.
Por lo dicho entonces, invitamos al lector a ocupar y participar de este espacio de comunicación pluralista y superador de los ambientes que nos tocan vivir.
Finalmente: ¡Muchas gracias! Todos y todas y que creyeron en este proyecto y que en definitiva son los que permiten que la revista, hoy este en sus manos.
Mi agradecimiento a los más allegados y especialmente a mis familiares y amigos, por la tolerancia y colaboración.