Populismo o popular

El sujeto de  los reclamos legítimos

Desde hace ya bastante tiempo, casi una década, que estamos preocupados por una curiosidad aparecida en el lenguaje político, que por tal se  ha hecho corriente y de uso cotidiano entre los habitantes de nuestra patria: nos referimos al término POPULISMO.

No estamos lejos, apenas a 200 años del nacimiento de los estados modernos,caracterizado básicamente, por la vigencia de un orden sujeto a una constitución como vértice ordenador de la sociedad.

Ahora bien. Estamos convencidos que las pautas fundacionales del sistema constitucional contemporáneo no ignoro jamás el sustrato fáctico constitutivo de la sociedad: el hombre. No tendría ningún sentido suponer la existencia de una sociedad, sin hombres, sin mujeres, sin niños, sin ancianos; y menos aún sin seguridad, sin trabajo, sin viviendas, sin salud y sin acceso a los servicios esenciales (cloacas, agua, gas, luz ,etc) para el desarrollo humano y su mejor evolución. No entendemos entonces una sociedad sin pueblo, que son los moradores, los habitantes.

Populismo o popular

La palabra populismo, así como tal, no existe en el diccionario de la lengua castellana; en cambio sí existe, el término popular, como un adjetivo relativo al pueblo, ”Propio del pueblo. Contrario, impopular”. Dic Larousse, edición 2017.

De algo estamos  seguros, el asambleísta constituyente de 1853, ha utilizado el término ciudadano, como la abstracción de individuo potencialmente apto, para formar gobierno dadas algunas condiciones inmanentes en su calidad humana. Por ejemplo, ampliando el concepto, consideramos ciudadanos a la persona que ejerce  plenamente los derechos civiles y políticos con relación al estado del cual forma parte.

Al “pueblo”se le ha reconocido su capacidad para elegir a quienes deciden el destino de las naciones y sus dependencias menores. No entendemos que quiere decir la burguesía (clase social integrada por las personas  que logran tener  importantes propiedades e importantes fortunas), cuando hablan de populismo: o están carentes de capacidad de análisis o de mala intención cuando lo utilizan para señalar a los sectores más pobres de la población. Esta burguesía formalmente competitiva utiliza el término relegando a un espacio de vulgaridad al ciudadano verdadero, que no es otro que el  que produce lo que esa clase social consume. En la real academia, no existe esta degradación del lenguaje, cuando se refiere a la condición humana, sino más bien, y para dar una idea de irrupción o de desorden, se le llama “populacho”. Ello es así porque, necesitaban un modo de designar a las hordas obreras  que dieron origen a algunos estados modernos.

¿Reclamar es populismo?

Porqué denigrar como populismo, cuando un pueblo reclama los derechos que les son propios. El derecho a la igualdad, a la alimentación, a la salud, a la vivienda, a la justicia, a la educación son derechos inmanentes de la propia condición humana. Y entendemos que por ello, no pueden negados a nadie. La expresión igualdad, ante la ley generada por una burguesía recalcitrante y aprovechadora es solo una abstracción para justificar la dominación de algunas elites.La igualdad, bien entendida es básicamente económica. Es la condición de derecho que el género humano despliega para producir, constituyendo esa calidad productora en capital cristalizado del cual se aprovecha la burguesía industrial, los sistemas financieros nacionales e internacionales. Y el capital sin límites que solo está pensado para la dominación sistemática y la expoliación constante de los pueblos.

Históricamente comenzaron con las guerras,las conquistas, el colonialismo, en todas sus variantes política, cultural y religiosa. Luego fueron los trasportes, la extracción de los recursos naturales y finalmente el sistema internacional de fijación de precios a los commodities (bienes de consumo que dejan importantes ganancias), su cotización y el devengado de intereses y rentas financieras conexas para facilitar la dominación.

Cuando en realidad solo es posible imaginar el concepto de participación frente a la presencia física de la persona titular de los derechos, nos resulta casi utópico suponer que la descarnalización del concepto tenga más poder que el sujeto mismo que lo produce. El ciudadano no es mejor que la persona sino al revés. Entonces, porque suponer como despreciables populistas a los manifestantes que protestan por determinados derechos esenciales argumentando que el único camino de revisión, de protesta  son las urnas. Y quién dice que la urna es el único camino. A quién se le ocurre separar la voluntad ciudadana de la voluntad popular, de la necesidad concreta  a vivir bien.

Cómo reaccionamos frente a la mentira

Porque no protestar frente a las promesas electorales incumplidas. Cuando  a un sufragante le prometen determinadas ideas electorales, por ejemplo, vivir mejor,jubilaciones y salarios dignos, pobreza cero, y no se cumple; cuál es la pena a esta traición? La persona de carne y hueso que ya no es el ciudadano, se siente estafada por un metiroso y traidor dirigente. Tener derecho a protestar  no lo transforma en populista, sino en sujeto de legítimos reclamos que así debiera llamarse, a los titulares de las protestas por las traiciones electorales recibidas. Podría argumentarse que las organizaciones burocráticas representativas de los interese de los trabajadores no están de acuerdo. Y sino veamos lo que dice el dirigente cegetista, Rodolfo Daer, “¿después del paro y manifestación, qué ?”. Lo que hay que considerar en estos casos es que los burócratas sindicales oficialistas son parte del régimen dominante y como tales depositarios de dádivas; partícipes necesarios  del sistema ideológico de dominación y explotación de las fuerzas laborales, por parte del actual gobierno.

Como muestra de lo que afirmamos y sin temor a perder objetividad, enunciamos como válido el sistema político de la Confederación Helvética (Suiza) donde los grupos de ciudadanos reunidos pueden decidir en sus respectivos cantones o grandes regiones políticas. A través de una cantidad determinada de firmas pueden acceder a decisiones que afectan al conjunto social. ¿Sería esto populismo ¿ Y en todo caso porque protestar en Argentina es populismo y en Suiza o Francia, no lo es?. ¿No será que el neoliberalismo ha deformado a su gusto y placer el valor de los conceptos?

Los medios de comunicación oficiales, como Clarín y Nación han desnaturalizado la palabra en función de los propios intereses económicos que representan; de  tanto racionalizar, abstraer y virtualizar la palabra populismo, ¿ Se busca anestesiar a la gente, sobre que hay un solo camino, el de la postración y claudicación?

Cómo será el grado de enajenación al que somos sometidos por parte de esta burguesía cipaya e imperialista, que  uno de sus voceros, el dirigente, González Fraga, ex director del banco central, expresó públicamente, que a los argentinos les hicieron (el anterior gobierno) creer que podían tener un plasma, una moto, un teléfono celular con mucha facilidad, cuando en realidad las condiciones de cada uno no lo permitían. Este terrateniente oligárquico ignora que el capital, como hemos dicho es trabajo cristalizado, según él, era mucho para un pobre acceder a esos bienes.

Se olvida González Fraga, que sin trabajo, sin esfuerzo del trabajador, no sería posible el capitalismo. Por ello, los factores de producción enunciado por el sistema son tierra, trabajo, capital y empresario. Y es el mismo político, quien ignorando los atributos de la mano de obra que el explota y  a la cual evidentemente le debe todo lo que tiene para ser un burgués capitalista que como efectivamente es.

A la luz de lo expuesto se impone como sentido práctico el llamado a que las fuerzas  populares argentinas se organicen, que se unan, para derrotar a la decadente oligarquía autóctona, económica y financiera, salir de la miseria, y emprender un rumbo distinto, hacia un futuro promisorio basado en la solidaridad, compromiso y trabajo sostenido para todxs lxs argentinxs.

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