Sueños premonitorios y telepatía

He escuchado por ahí una frase que dice: “Dios duerme en los minerales, siente en los vegetales, anda en los animales y piensa en el hombre”, frase que expresaría que en todo fragmento de materia hay algo de la chispa de la inteligencia. De eso se trata esta experiencia, de trasmitir algo que me ocurrió como médico y no deja de asombrarme.
”Pase, Señora; su nombre es María Cleofe, ¿no es así? La mujer respondió si. Consideraba que si un doctor conoce cosas más difíciles, cómo no iba a saber que ella se llamaba así?; que era lógico? Ella lo consideraba muy natural, pero yo, no!; yo era el gran asombrado; no podía entender cómo la noche anterior había soñado con esa María Cleofe; la había visto con esas mismas ropas: vestido a lunares rojos y blancos pañuelo en la cabeza y mocasines negros; mujer treintona, con un lunar en la mejilla derecha; de mirada triste y sonrisa tímida; de hablar cansino y prudente. Soñar con pacientes no es raro; se vive entre ellos y para ellos; pero que un día antes sueñe con esa persona que nunca había visto y que en sueños (y en colores ) me refiera a detalles de sus dolencias ya era fuera de serie; ya se aproximaba más; a lo sobrenatural.
Pero no. Debía reconocer que por primera vez vivía un fenómeno de premonición, de telepatía, y para confirmarlo le pregunté: “Señora, usted deseó mucho venir a verme?”. “Sí, Doctor, ayer a la noche hasta le prendí una vela a la Virgen Milagrosa, para que no lloviera, que hiciera mal tiempo, y tenía fe de que usted me podría ayudar mucho en mis dolencias”.
Con la confianza propia de las almas simples consideró lógicas mis explicaciones de sueño premonitorio – se ve que la gente que no tiene lagunas mentales se acerca a ese mundo sobrenatural y lo asume con naturalidad – : ellos tienen liberado el hemisferio derecho del cerebro y no lo han sometido como lo hacemos quienes tuvimos la suerte de “pisar las Universidades.” Es decir, que esa Señora deseaba verme y emitió ondas, probablemente alfa, por intermedio de su cerebro: ondas que mi cerebro captó, reprodujo e interpretó. Son fenómenos que se producen espontáneamente; yo, por lo menos, no conozco a nadie que pueda manejar a voluntad estas facultades. Hay experiencias científicas al parecer contundentes que demostrarían que el pensamiento puede salir de la caja craneana y actuar a distancia sobre la materia; experiencias hechas con plantas y animales aseverarían estos asertos.
Parece ser que los seres humanos tenemos dos tipos de funcionamiento cerebral: el del raciocinio o cerebro izquierdo y el de los sentimientos o cerebro derecho, ambos rigen y comandan las partes opuestas del cuerpo. Si reunimos con reglas, metro y medidas al hemisferio izquierdo y nos acostumbramos a pensar en Seta anulamos las posibilidades del cerebro emotivo-pasional y lo convertimos en un lacayo que por lo visto en mi experiencia no es tan fiel como debiera, ya que como todo preso sueña con volar en libertad; y lo logra en base a fenómenos como el que viví.
Fenómenos que nos enseñan que fuera del mundo racionalizado existe un mundo de lo mágico, de lo irreal, de lo ilógico. Si un fenómeno existe y persiste es porque hay vida en él; no es simple fantasma de neblina, no es ilusión y debe ser estudiado.
En este momento usted, amigo lector, está en vigilia y atento, por lo tanto su cerebro funciona a un determinado ciclaje (ciclos por segundo) comprobado a través del Electroencefalógrafo (que capta la electricidad del funcionamiento de su cerebro) como ondas Seta que son las ondas que oscilan entre 14 y 28 ciclos por segundo y pueden llegar hasta 50 ó 60 ciclos por segundo; son las ondas que emitimos cuando estamos en vigilia, atentos y con los cinco clásicos sentidos despiertos.
Pero si usted se relaja y cierra los ojos y se deja vagar libremente su cerebro ajustará su andar -o sea su ciclaje- a aproximadamente 10 ciclos por segundo, mejor dicho entre 7 y 14 CPS. Parece ser que en este estado es donde se producen los fenómenos de tipo extrasensorial -más allá de los cinco clásicos sentidos-, es el estado muy hermoso de presueño, de somnolencia y en esa longitud de onda se producen los fenómenos como el que viví, o sea de Precognición Onírica (conocer por anticipado a través de sueños).
Parece ser que en este estado de Alfa se producen muchos fenómenos muy interesantes como ser curaciones.
Alfa es el ritmo basal del Universo, es estar en armonía con él, es poner a trabajar ordenada y armónicamente nuestro pequeño universo personal con el gran Universo que nos rodea. Envuelve a nuestro planeta una capa de aproximadamente diez (10) kilómetros de electrones y moléculas que vibran a este ritmo; quizás sea el Prana del cual hablan los yogas. Es el ritmo dentro del cual se mueven los animales y eso quizás explique por qué un niño se comunica tan fácilmente y se entiende tan bien con su perro, por qué el caballo adivina a veces la intención de su jinete, por qué un santón hindú puesto en un pozo lleno de víboras no es atacado por ellas.
Las letanías religiosas logran en los feligreses colocar sus cerebros en este ritmo y de ahí dimana la sensación de placidez que invade a los fieles.
Se ha sugerido una explicación a las curas milagrosas de la siguiente forma: una enfermedad es ante todo una alteración eléctrica, luego será una alteración funcional (de la función) y finalmente una alteración orgánica (ya se produce un daño); pero la célula enferma se rodea de una coraza electrónica de alto ciclaje (60 ó más CPS) que no obedecen al control central. Si un enfermo es introducido en una gran manifestación de fieles que forman un gigantesco campo magnético del ciclaje de curación (10 CPS) y su cerebro comienza a entrar en esta longitud puede ser que sus ondas curativas logren romper el bloqueo electrónico de las células enfermas, las hagan funcionar en el ciclaje correcto y se produzca la curación.
En hospitales estadounidenses se observó que los internados a los cuales se les permitía entrar un curandero (o sanador) se reponían más rápido que aquellos a quienes se lo habían prohibido. Por lo tanto se optó por dejarlos entrar y se los midió eléctricamente cuando estaban en acción y se observó que sin excepción lograban por distintos medios que los enfermos entraran en 10 CPS en su funcionamiento cerebral. Se idearon entonces aparatos que emitieran estímulos visuales o acústicos que influyeran a los pacientes a colocarse en el susodicho ciclaje y con gran asombro vieron que lograban iguales curaciones, por lo tanto había nacido el ¡curandero electrónico!
Hay sistemas de aprendizaje que tratan de lograr que trabajemos no solamente con nuestro hemisferio cerebral izquierdo (que eleva fácilmente su ciclaje); sino que logremos trabajar al unísono con los dos hemisterios en un ciclaje cercano a alfa; si lo logramos funcionaríamos con dos motores (hemisferios derecho e izquierdo) en lugar de uno solo (hemisferio izquierdo) y por lo tanto nuestra capacidad de aprendizaje, memoria y creatividad se habría ultradimensionado.
Hay otros ritmos cerebrales como el Theta (se pronuncia zeta) de 7 a 4 cps y Delta que oscila entre 4 y O CPS.
Si alfa es el punto de equilibrio entre el micro y el marcrocosmos, si es la armonía con el todo y el intercambio equitativo entre el pequeño y el gran mundo, Beta sería el avanzar sobre el mundo, el pretender superarlo y penetrarlo mientras que theta y delta podrían ser o representar la actitud pasiva de ser invadidos y desbordados por el macrosmos.
La Vena N° 35 – julio 2007
Dr. Giraldo Néstor Motura – Médico cirujano

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